La pasada Noche de Halloween, en la víspera de la tradicional festividad de Todos los Santos, pudimos ver las calles del Barrio Oliver llena de niños y niñas disfrazados en una fiesta que cada vez tiene más implantación entre los jóvenes. No sólo los más pequeños disfrutan de estas fiestas, en el IES María Moliner también tuvieron su propio Halloween, tal y como cuentan a continuación.

Halloween en el IES María Moliner, mucho más que calabazas

Daba gusto pasearse por el IES María Moliner la víspera de Halloween. Cualquiera que lo hubiera hecho, habría visto a todo el claustro de profesores colaborando entre risas en la decoración del centro. Afortunadamente, el ataúd con su muerto, las decenas de guirnaldas con murciélagos y Katrinas o las decenas de motivos terroríficos ya estaban hechas de otros años. Efectivamente, las habían hecho los alumnos en sus clases de plástica de otros años, también de este, por supuesto.

Por la mañana, al entrar, los alumnos veían por tanto una decoración muy trabajada en la que los todos reconocían trabajos pasados. Eso les recordaba que estaban en su casa y que el trabajo tiene su recompensa. Pero lo bueno comenzaba dos horas después de tener clase normal: un festival en el que una vez más, la palabras que se imponían eran trabajo y cooperación, cooperación con los estudiantes del Grado Superior de Integración Social, quienes eran los diseñadores y animadores de varios talleres a cual más participativo. A saber: El Taller de plástica, donde los alumnos podían elegir entre elaborar un pompón murciélago o guirnaldas tétricas, aunque los más, pues a los chavales les gustan las cosas prácticas, hacían las dos.

Para los talleres se había diseñado un sistema de rotación que permitía a cada grupo pasar de un taller a otro sin solución de continuidad, todo animado en los pasillos por los estudiantes del Grado Superior, disfrazados para la ocasión y experimentando lo que es trabajar con gente de manera práctica, que es lo que les interesa.

Otros talleres eran el de cocina, donde los alumnos elaboraban pinchos de chuches y ataúdes de pan de molde con crema de chocolate. Ahí cogían fuerzas para el taller de juegos, donde tenían una mini competición rotatoria muy movida, por lo que tras este subían al salón de actos a ver vídeos de terror, risa y canciones. Solo quedaba ya el taller de maquillaje, uno de los más exitosos, con la responsable del PIEE, por lo que los alumnos salían ejercitados, almorzados, maquillados y con la satisfacción de haber hecho cosas hermosas con sus propias manos.

Y así, entre risas, acababa una jornada que había demostrado una vez más que tanto los chavales, como los profes, como los trabajadores de los diferentes programas, dan su verdadera talla cuando cooperan todos juntos para un fin. Y si ese fin es divertido y capaz de generar complicidad, mejor que mejor. Por eso, y nos dejamos muchas cosas, como las actividades de biblioteca o las realizadas con los grupos bilingües durante toda la semana, podemos decir que en el IES María Moliner, Halloween es mucho más que calabazas.

¡Os esperamos el año que viene!

Y antes del año que viene, de todas maneras, tenemos el Concurso Literario.

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